Faltó el puente y los tipos fumando con gabardina en ambos extremos. China y Estados Unidos han acordado un intercambio de presuntos espÃas con aroma a guerra frÃa. Son tres por bando, reclamados por sus gobiernos como inocentes, y que han llegado o lo harán en breve a sus hogares. La entrega mutua llega tras meses de intensas negociaciones y apenas unas semanas antes de la jubilación de Joe Biden.
Washington y PekÃn han reaccionado con algarabÃa. “Pronto regresarán a casa y se reunirán con sus familiares por primera vez en años”, aseguraba el comunicado del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense. El secretario de Estado, Antony Blinken, concretaba que gozan de buena salud y llegarán a tiempo para el DÃa de Acción de Gracias. Los tres estadounidenses son los últimos de la lista de “injustamente detenidos” en China que maneja Washington aunque otras familias reclaman la misma condición.
Con más pompa, pero igual calificación, se expresaba horas después PekÃn. “Gracias a los indesmayables esfuerzos del Gobierno chino, los tres ciudadanos chinos injustamente detenidos por Estados Unidos han regresado sanos y salvos a casa”, decÃa la portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, en la rueda de prensa diaria. China, continuaba, siempre se ha opuesto a la “represión y persecución” de sus ciudadanos por “motivos polÃticos”.
Victoria diplomática de Biden
A las dos superpotencias se las supone febrilmente atareadas en escrutarse y con numerosos activos en suelo rival. Es ya costumbre que a las detenciones periódicas les sigan las rotundas declaraciones de inocencia secundadas por sus gobiernos.
El intercambio supone una de las últimas victorias diplomáticas de Biden en el cargo. HabÃa hablado del asunto este mes en la cumbre de la APEC celebrada en Perú con su homólogo chino, Xi Jinping, pero su campaña habÃa involucrado con anterioridad a Blinken y otros altos funcionarios.
Durante su mandato ha supervisado la liberación de 70 estadounidenses de paÃses como Rusia, Irán o Venezuela. Los detenidos en China no han disfrutado de la atención ni la fanfarria de los que fueron liberados por Rusia, recibidos en el aeropuerto como héroes. Sobre las razones por las que PekÃn ha aceptado ahora sólo hay especulaciones. Quizá ha querido premiar a Biden en sus estertores presidenciales, menos fragorosos que sus inicios. O quizá pretende hacerle ver a su inminente sustituto, Donald Trump, que la cooperación rinde frutos.
Los liberados
Los liberados estadounidenses son Kai Li, John Leung y Mark Swidan. El primero, de 60 años y nacido en Shanghái, exportaba tecnologÃa aeronáutica cuando fue detenido en 2016 por enviar secretos de Estado a Washington. El segundo, de 78 años y relacionado con grupos chinos en Estados Unidos, fue arrestado en 2021 y condenado a cadena perpetua por espionaje. El tercero, de 48 años, está en el corredor de la muerte y es el único al que no se le acusa de espionaje. Fue arrestado durante un viaje de negocios por cargos de narcotráfico. Su familia habÃa alertado de su pérdida de peso y achacosa salud y afeado a su Gobierno que lo considerara un peón en las negociaciones bilaterales.
No ha desvelado aún PekÃn el nombre de sus afortunados. El diario ‘The New York Times’ ha revelado que en las negociaciones se hablaba de Xu Yanjun, de 42 años. Fue condenado en 2023 a veinte años de cárcel por un espionaje que él y PekÃn niegan. Un vistazo a la hemeroteca revela numerosos candidatos. Son tantos que China ha denunciado que la histeria estadounidense ya ha frenado el intercambio académico.
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